Desde principios de 2022, las empresas españolas están sufriendo diversos shocks que comprometen su viabilidad económica y su supervivencia financiera.
Tenemos por un lado el fuerte encarecimiento de la energía provocada por la guerra de Ucrania y las represalias de Rusia. Este encarecimiento de la energía provoca un aumento en los costes de producción que raramente pueden ser trasladados al precio, por lo que la reducción de márgenes es una realidad.
Otra variable que preocupa enormemente es la alta inflación que se está experimentando en este último año y que no parece remitir. El alza de precios generalizada, atribuida tanto a la expansión monetaria de estos últimos años como a restricciones en el suministro de bienes derivado de la pandemia y de la guerra, afecta en especial a la pequeña y mediana empresa, que en general no puede trasladar esta alza en los precios de sus materias primas y suministros.
La alta inflación ha motivado las últimas alzas en los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo. Todo parece indicar que, tras la última subida de 0.75%, vendrán otras subidas en los próximos meses. Esto impacta directamente en todos los préstamos a tipo variable que las empresas tienen, así como va a endurecer los criterios de concesión de riesgo de las entidades financieras.
Por tanto, tres riesgos (alza de los costes energéticos y de materias primas, alta inflación y subida de los tipos de interés) que las empresas deben gestionar y cuya receta en el ámbito financiero no es nada sencilla, pero que debe pasar necesariamente por la diversificación de las fuentes de financiación, tanto bancarias como alternativas. Altria Corpo está como siempre para ayudar en esta diversificación financiera.